Confidencia del itabirano

Carlos Drummond de Andrade

 

Algunos años viví en Itabira.

Principalmente nací en Itabira.

Por eso soy triste, orgulloso: de fierro.

Noventa por ciento de fierro en las calzadas.

Ochenta por ciento de fierro en las almas.

Y ese alejamiento de lo que es en la vida porosidad y comunicación.

El deseo de amar, que me paraliza el trabajo,

viene de Itabira, de sus noches blancas, sin mujeres y sin horizontes.

El hábito de sufrir, que tanto me divierte,

es dulce herencia itabirana.

De Itabira he traído prendas diferentes que ahora te ofrezco:

este San Benedicto del viejo santero Alfredo Duval;

esta piel de tapir, echada em el sofá de la sala de recibir;

este orgulho, esta cabeza baja…

Tuve oro, tuve ganado, tuve fincas.

Hoy soy funcionario público.

Itabira es sólo una fotografía em la pared.

Pero cómo duele!

[Tradução de Ángel Crespo para a Revista de Cultura Brasileña (ESP), 1968]

Carlos Drummond de Andrade (Itabira do Mato Dentro, 31 de outubro de 1902 – Rio de Janeiro, 17 de agosto de 1987).                   

 

 

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